Consejos para la practica de running en ciudades de alto nivel de contaminación

Hay que decir que efectivamente los riesgos de respirar en un entorno contaminado son numerosos. Hay muy pocos corredores que no hayan notado los efectos del tráfico de vehículos por citar solo algunas de las molestias que provoca: ataques de tos, moqueo de nariz, dolor de cabeza, irritación de los ojos o de la garganta.

¿Sabías que correr aumenta la cantidad de aire inhalado? 

De entrada, este es uno de los datos que explica los riesgos asociados a la práctica del running en un entorno contaminado: durante un entrenamiento de tres horas a un ritmo sostenido (es decir, más o menos al 70% de la VO2 máx.), un corredor inhala el mismo aire que una persona sedentaria en dos días. Y este aire se aspira normalmente por la boca y no pasa, por lo tanto, por el filtro natural de las vías nasales.

En cualquier caso, son pocos los estudios que confirmen la peligrosidad de un ejercicio aeróbico realizado en un lugar que registre picos elevados de contaminación. Sin embargo, la revista científica Sports Medicine insistía recientemente en el hecho de que correr cuando la calidad del aire es mala anula los efectos positivos del running sobre el cerebro.

¿Qué riesgos implica?

Hay que decir que efectivamente los riesgos de respirar en un entorno contaminado son numerosos.

– Aumento del riesgo de desarrollar asma (o de desencadenar una crisis de asma).
– Aumento del riesgo de sufrir accidentes cardiovasculares y cerebrovasculares.
– Aumento del riesgo de cáncer de pulmón.

Hay muy pocos corredores que no hayan notado los efectos del tráfico de vehículos por citar solo algunas de las molestias que provoca: ataques de tos, moqueo de nariz, dolor de cabeza, irritación de los ojos o de la garganta. Sin embargo, los corredores desarrollan normalmente menos enfermedades crónicas que las personas sedentarias en las ciudades contaminadas.

Consejos para no sufrir debido a la contaminación

Hay muy pocos corredores que no hayan notado los efectos del tráfico de vehículos – por citar solo algunas de las molestias que provoca: ataques de tos, moqueo de nariz, dolor de cabeza, irritación de los ojos o de la garganta. Sin embargo, los corredores desarrollan normalmente menos enfermedades crónicas que las personas sedentarias en las ciudades contaminadas.

Por lo tanto, ¿hay que dejar de realizar cualquier actividad física durante un período de máxima contaminación? Por supuesto que no. De todos modos, sí que conviene tomar una serie de precauciones:

– Adaptar el entrenamiento a las condiciones exteriores desfavorables y apostar por las sesiones de trabajo en interior.

– Practica running sobre cinta de correr o en una elíptica.

– Sí practicas bicicleta, mejor en una bicicleta sobre rodillo.

– Más natación.

– sesiones de estiramientos, de preparación física general en gimnasio o incluso clase de yoga.

– Evitar los lugares más contaminados y tratar de alejarse de las vías más transitadas. Preferir los espacios verdes (o los bosques situados a las afueras de las grandes ciudades).

– Fijar el horario de entrenamiento en función de las condiciones. La contaminación suele llegar a su máximo a mitad del día y a primera hora de la tarde. Así que, por lo tanto, hay que procurar correr por la mañana muy temprano o a última hora de la tarde.

– Informarse sobre los niveles de contaminación y respetar los llamamientos a la prudencia de las autoridades. Sobre todo si se sufre asma, diabetes o una insuficiencia pulmonar.