Consejos para hacer más saludables las cenas navideñas

Recuerda que las fiestas no duran 30 días, deja los excesos y las grandes comilonas para los cinco o seis días principales, el resto de la semana vuelve a tu alimentación ordinaria, sana, variada y equilibrada.

Una buena fórmula es reducir los entrantes y huir de los más grasos. Apuesta por el marisco (un capricho de vez en cuando te puedes permitir), una degustación de ensaladas, frutos secos, salmón ahumado, anchoas, boquerones o embutidos magros como el jamón serrano sin la grasa visible o el lomo embuchado.

De primero, opta por una sopa, un caldo o una crema, reconstituyen el ánimo, calientan el cuerpo y no tienen por qué ser platos calóricos. Una buena elección será preparar una sopa de marisco, un consomé, una crema de verduras o de calabaza.

Pese a lo que todo el mundo piensa, los platos principales no son de lo más pesado de la cena, son más problemáticos los múltiples entrantes y los postres.

El horno es una de las técnicas poco grasas para cocinar. Ten en cuenta que los alimentos se hacen en su propio jugo, por lo que podemos reducir la cantidad de aceite que normalmente utilizamos. La técnica del asado tiene dos beneficios: al no necesitar agregar aceite a las preparaciones, nos aporta pocas calorías y si comenzamos la cocción a fuego fuerte, se formará en el alimento una costra superficial que impide la salida del agua, conservando así todas sus vitaminas y minerales y logrando una carne más jugosa y sabrosa.

Respecto a las salsas, puedes reemplazar la mantequilla o la nata por leche evaporada, conseguirás la misma consistencia porque es igual de cremosa, pero casi no contiene grasa. Otra opción es aliñar con aceite de oliva, vinagre, limón, salsa de soja o diferentes vinagretas.

Para no pasar una mala noche (no tienes más que ver todo lo que llevamos ya escrito y todavía no hemos terminado de comer) lo mejor es poner algo de fruta, como la típica piña, que es digestiva y diurética.

Los turrones, mazapanes, polvorones, peladillas, frutas escarchadas, bombones y demás delicias dulces, déjalos para el café o para acompañar la infusión del final. El truco es convertirlos en pequeños caprichos navideños, en vez de en un postre en toda regla.

Recuerda que las fiestas no duran 30 días, deja los excesos y las grandes comilonas para los cinco o seis días principales, el resto de la semana vuelve a tu alimentación ordinaria, sana, variada y equilibrada.

Los deseos para comenzar bien el año suelen hacerse con un brindis, con el que expresar las mejores intenciones. Los vinos (tanto blancos, rosados o tintos) no suelen faltar a lo largo de la comida y champán o el cava no fallan para terminar la velada. Para quienes no quieran excederse con el alcohol, la cerveza (mejor sin alcohol) o la sidra son una buena alternativa.

En navidades más que nunca levántate del sofá y camina. Para controlar el peso en Navidades (y en cualquier época) tienes que mantener un equilibrio entre lo que consumes y lo que gastas. Además, está demostrado que practicar ejercicio nos ayuda a aliviar el estrés, lo cual es también muy útil en estas época. Además, hacer deporte no sólo es una actividad agradable, también económica.

Si entre semana estás demasiado cansado o tienes muchas tareas que hacer, utiliza los fines de semana para dar unos buenos paseos por tu ciudad, así aprovecharás para pensar.