El sistema Nutriscore, ¿es fiable?

Vas al supermercado a comprar cereales, te plantas en el lineal ante muchas opciones a elegir y te preguntas cuál tiene mejor composición. Fácil: echando un vistazo a la etiqueta que aparece a modo de semáforo en la parte frontal, el Nutriscore. Y es que desde principios de este año los productos de alimentación envasados muestran esta etiqueta nutricional para facilitar al consumidor conocer cómo de nutritivo es un producto.

Pero ¿es realmente fiable esta valoración? Te contamos en qué consiste esta herramienta y por qué genera discrepancias y dudas entre nuestros expertos en nutrición.

¿Qué es? 

Nutriscore es un sistema de etiquetado nutricional frontal, es decir, visible en la parte delantera del envase, que clasifica los alimentos en categorías de la A a la E en función de su valor nutricional. Estas categorías aparecen representadas como un semáforo con cinco colores que evolucionan progresivamente desde el verde (la A, la más saludable) hasta el rojo (la E, la menos saludable), pasando por la B, C y D. Así pues, los productos que lleven la C indicarán que debe ser consumidos con «moderación”, mientras que una D y una E se deben evitar en la medida de lo posible.   

¿Qué valoran en la clasificación? 

Valora tanto los aportes nutricionales positivos (contenido en frutas y verduras, fibras y proteínas) como los negativos (calorías, grasas saturadas, azúcares y sal) por 100 g o ml de producto. Su objetivo es comparar productos de la misma categoría, de forma que la elección más fácil sea también la más saludable

Por otro lado, Nutriscore penaliza las calorías, grasas saturadas, azúcar y sal, presentes en alimentos como bollería, embutidos o aperitivos que tienen en común una composición nutricional poco saludable, con demasiados azúcares o grasas.  




¿Cómo lo calculan? 

Para realizar los cálculos suma la cantidad de calorías, grasas saturadas, azúcares y sal, es decir, los aportes nutricionales considerados como negativos y que deberíamos tomar en menor cantidad, y resta la calidad de los nutrientes positivos, como las frutas y verduras, la fibra y las proteínas. 

En función de la puntuación obtenida, los alimentos se clasificarán de la siguiente manera: 

  • -15 a -1: verde oscuro 
  • 0-2: verde 
  • 3-10: amarillo 
  • 11-18: naranja 
  • 19–40: rojo 

Aunque las puntuaciones de las bebidas y las grasas puras son algo diferente para adaptarse mejor a sus características nutritivas, el sistema para obtener el cálculo final es el mismo.


¿Qué ventajas tendría para el consumidor?

Su principal objetivo es el de facilitar al consumidor detectar alimentos ultraprocesados ricos en azúcares y grasas saturadas, ya que en muchas ocasiones puede resultar complicado entender la información nutricional que aparece en las etiquetas de los productos envasados. Por otro lado, pretende que su sistema de códigos por colores sea fácil de entender por todos y fácil reconocible dentro del lineal al estar ubicado en la parte frontal del producto. 



¿Todos los productos alimentarios lo llevan? 

No, Nutriscore es un etiquetado nutricional frontal para productos procesados envasados, por lo tanto quedan exentos los productos frescos (carnes, pescado, frutas verduras, legumbres…), los que solo tienen un ingrediente en su composición siempre que no estén procesados (vinagre, miel…), las bebidas alcohólicas, el café, té, infusiones de hierbas y frutas, los alimentos directamente suministrados por el fabricante o tiendas de minoristas en pequeñas cantidades (como los platos preparados) o alimentos que se venden en envases de menos de 25 cm2 (chocolatinas, caramelos, barritas de cereales…). 

¿Qué limitaciones tiene?

Hay principalmente tres puntos clave que pondrían en duda la fiabilidad de Nutriscore. El primero es el hecho de que no distingue las grasas buenas y malas, algo que afecta por ejemplo en la clasificación del aceite de oliva virgen extra o algunas conservas de pescado, dando una puntuación más bien negativa cuando por todos son conocidas sus propiedades saludables.

Por otro lado, no tiene en cuenta el grado de procesamiento de los alimentos lo que afecta en que algunos alimentos obtengan una mejor puntuación y sean valorados con una buena calidad nutricional cuando no es el caso, como ocurre por ejemplo con refrescos azucarados.

Por último, solo permite comparar alimentos dentro de una misma categoría, algo que puede originar problemas de interpretación en los consumidores.


¿Por qué no convence a los expertos?

Desde el punto de vista de los nutricionistas de Herbora, Nutriscore supone un paso adelante a la hora de ofrecer a los consumidores una información nutricional algo más clara y facilitarles la elección de los alimentos, pero tiene ciertas carencias y limitaciones que aún podrían mejorarse. Principalmente por la confusión que pueden generar en cuanto a la idoneidad de algunos productos, ya que se ha generalizado la relación entre la letra y la calidad del mismo, algo que hace que, por error, se comparen entre diferentes productos que no son de la misma categoría, ya que la clasificación que hace Nutriscore es solo una comparativa de productos de la misma familia. Un ejemplo para entenderlo, lo sucedido con el aceite de oliva y un refresco de cola sin azúcar. Mientras que al primero, un producto que siempre ha gozado de ser una gran fuente de propiedades saludables, en un principio se le otorgaba una D, el segundo recibía una B, algo que puso en alerta a los expertos y empresas agroalimentarias acerca de la fiabilidad del sistema. Es algo parecido a lo que ocurre con los productos light. No quiere decir que sean una opción saludable, sino que en comparación con el mismo producto original (es decir, el no catalogado como light), sería el mismo producto pero con una reducción del contenido de uno o más nutrientes de como mínimo un 30%.

Por otro lado, hay otro punto que nuestros expertos destacan, y es el hecho de que se obvien aspectos nutricionalmente poco recomendables (como el sobreprocesado de un alimento, asociado a una pérdida de fibra, proteínas, minerales o vitaminas y a un exceso de harinas refinadas y aditivos) o la presencia de edulcorantes, aditivos que acostumbran a nuestro paladar a una dieta rica en azúcares.

Con todo ello, sí podríamos decir que Nutriscore es un buen punto de partida pero hace falta que evolucione y mejore su sistema de clasificación para que sea una herramienta que ofrezca una garantía de información nutricional mucho más clara y definida para los consumidores.

Recuerda que la alimentación debería basarse sobre todo en alimentos frescos o mínimamente procesados, estacionales y de proximidad.