Lumbalgia y ciática, ¿qué diferencias hay?

El dolor de espalda es un problema de salud frecuente en nuestra sociedad, que afecta tanto a personas jóvenes como adultas y viene relacionado mayormente con trabajos sedentarios o que implican un esfuerzo físico. De hecho se calcula que cerca del 85% de la población adulta va a sufrir a lo largo de la vida algún episodio de lumbalgia o ciática, dos afecciones cuyos síntomas pueden llevar a confusión.

Si bien siempre debe ser un especialista quien determine la causa y tratamiento del dolor de espalda, hay algunas diferencias que pueden ayudarnos a saber si se trata de lumbalgia o ciática.

La lumbalgia, conocida coloquialmente como lumbago, es el dolor de la zona lumbar, de la región de la espalda situada entre las últimas costillas y la zona glútea, causado por alteraciones de las diferentes estructuras que forman la columna vertebral a ese nivel, como ligamentos, músculos, discos vertebrales y vértebras. Supone alrededor del 60% del total de dolores de espalda y podemos hablar de lumbalgia aguda cuando dura menos de 6 semanas, y lumbalgia crónica cuando la duración del dolor es superior a este periodo.

Las manifestaciones más comunes de la lumbalgia son el dolor local o irradiado, la inflamación y la presencia de contracturas musculares, que pueden aparecer durante o después de hacer una actividad excesiva (levantar un peso, hacer un giro brusco…) o al practicar deporte, especialmente los que implican movimientos repentinos, flexiones, torsiones o sobrecargas de la columna vertebral.


“Quedarse clavado”. Así es como vulgarmente se conoce al dolor de espalda de origen mecánico, que se presenta de forma aguda y generalmente relacionado con un sobresfuerzo.

Por su parte la ciática se produce por la lesión de las raíces nerviosas que salen de la columna lumbar y llevan la sensibilidad o las órdenes para contraer los músculos a los miembros inferiores a través del nervio ciático. Se trata de un dolor que irradia a lo largo del trayecto del nervio ciático, que se ramifica desde la parte inferior de la espalda a través de las caderas y los glúteos y hacia abajo de cada pierna, que por lo general afecta solo a un lado del cuerpo.



Factores que los provocan


Por lo general, las causas más frecuentes que provocan los dolores lumbares corresponden a un origen mecánico, por sobrecarga, esfuerzo o debilitamiento de la musculatura de soporte. Sin embargo también pueden estar ocasionados por otros factores:

  • Alteraciones estructurales o degenerativas de la columna vertebral: desviaciones, inflamación, distensiones, malformaciones, degeneración del cartílago, artrosis lumbar, fracturas por osteoporosis, etc.
  • La postura corporal: las malas posturas, la falta de ejercicio y el sedentarismo.
  • Colchón o calzado inadecuados: un colchón demasiado blando y el uso de zapatos de tacón alto.
  • La edad: a partir de los 30 años comienzan a desgastarse los discos de la columna y el tejido que amortigua la carga entre una vértebra y la siguiente. Este deterioro aumenta el trabajo que tiene que realizar la musculatura para mantener la espalda erguida.
  • La obesidad: si el cuerpo tiene un peso excesivo, la columna vertebral tenderá a compensar inclinándose (o bien hacia delante o bien hacia atrás) para tratar de buscar una nueva estabilización. En concreto, esa inclinación supone que por cada kilo de peso extra se ejerza una presión de 4 kg más sobre cada una de las vértebras lumbares, las de la zona baja.
  • El estrés y los problemas emocionales: cuando la producción de la hormona del estrés es constante, los músculos permanecen tensos durante demasiadas horas y pueden dar lugar a dolores de espalda.


¿Cómo prevenir el dolor de espalda?

Evitar la aparición del dolor de espalda es posible poniendo en práctica una serie de consejos:

Practicar actividad física: mantener una buena forma física y realizar ejercicio de manera habitual favorece mantener unos músculos lumbares fuertes y flexibles. Con ello se reducen el riesgo de sufrir dolor de espalda. Y en el caso de que apareciese, durará menos tiempo.

Mejorar la postura: las personas que pasan mucho tiempo sentada en el trabajo, por ejemplo, deben vigilar la ergonomía del asiento mientras se trabaja y fortalecer la espalda por medio de ejercicios adecuados y estiramientos.

• Aprender a levantar peso de forma correcta: doblar las rodillas y no la cintura o la espalda, apretar los músculos del estómago a medida que se levanta o se baja un objeto y hacerlo lentamente pueden ayudar a prevenir el dolor y una lesión en la espalda al agacharse o levantar algo.

¿Cómo tratarlo?

Normalmente, para el dolor lumbar inicialmente se recurre a los analgésicos o medicamentos antiinflamatorios no esteroideos por un tiempo no superior a 14 días. Si bien siempre debe ser un profesional médico quién debe valorar cada caso para indicar cómo debe tratarse, hay algunos consejos que pueden aliviar el dolor de espalda:

  • Fisioterapia: el especialista corregirá las posturas o gestos que han producido la lesión con el objetivo de mejorar la forma de sentarse, tumbarse, subir o bajar escaleras o cargar pesos, y recomendará realizar estiramientos enfocados al problema.
  • Terapias manuales: mediante maniobras manuales enfocadas a fomentar la movilidad y la motilidad de los órganos y vísceras comprometidos (mesoterapia, estiramientos musculares y maniobras osteopáticas).
  • Aplica cremas específicas: Las cremas o ungüentos te pueden ayudar, muchos de estos productos contienen ingredientes como mentol, alcanfor o lidocaína que enfrían, calientan o adormecen el área afectada.
  • Higiene postural: evitar la sobrecarga de la espalda. Durante el episodio doloroso, el paciente debe intentar mantener el ritmo de actividad dentro de la normalidad, pero siempre evitando la sobrecarga de la espalda.
  • Ejercicio terapéutico: gimnasia de espalda, Pilates, ejercicios de potenciación del Core, etc., ayudarán a restaurar los músculos y a protegerlo de futuros dolores. 
  • Termoterapia y crioterapia: aplicaciones de calor (para deshacer los nudos musculares) o frío (para reducir la hinchazón y la inflamación) en las partes doloridas.
  • Masajes: con cremas con árnica o aceites esenciales, como el de albahaca exótica y eucalipto azul diluidos en una crema o aceite vegetal, funcionan como buenos antiinflamatorios.