Cómo saber si eres intolerante a la lactosa

¿Sabías que se estima que el 70% de la población es intolerante a la lactosa y la mayoría desconocen que lo son? Si sospechas que puedes ser uno de ellos, ¡sigue leyendo!

En los últimos años cada vez son más las personas que sufren algún tipo de problema digestivo. Si de forma habitual después de beber un par de vasos de leche acaban en el cuarto de baño, lo asocian con la intolerancia a la lactosa. Al margen de que solo un diagnóstico médico podría confirmarlo, es importante tener claras algunas claves para salir de dudas.

La hipolactasia o intolerancia a la lactosa puede darse en tres formas distintas: 

  • Congénita: sería la de nacimiento, donde el recién nacido no produce lactasa y, por tanto, no digiere la lactosa.
  • Primaria: aquella en la que el individuo con el tiempo va produciendo menos lactasa y acaba desarrollando intolerancia a la lactosa.
  • Secundaria: causada por alguna lesión en el intestino, como puede ser una gastroenteritis o la ingesta de un medicamento. Este tipo de intolerancia sería temporal.

Lactosa y lactasa, ¿quién es quién?

La lactosa es el principal azúcar presente en la leche de los mamíferos y en muchos alimentos preparados a partir de la leche, como natas, yogures, cremas, postres, helados… También la encontramos en algunos platos preparados, así como ciertos medicamentos. Está compuesta de dos azúcares simples, la glucosa y la galactosa, que el organismo debe dividir para poder absorberlos. 

Por su parte, la lactasa es una de las enzimas intestinales más delicadas y vulnerables, producida por el intestino delgado. La lactasa desdobla la lactosa en sus dos azúcares simples para que estos puedan ser absorbidos por nuestro organismo. Si los niveles de lactasa son bajos, es cuando se manifiestan los síntomas de la intolerancia a la lactosa. La lactosa no descompuesta pasará al intestino grueso, provocando molestias digestivas y descomposición.

Cómo se manifiesta

Las personas con intolerancia a la lactosa no suelen tolerar la leche ni otros productos lácteos por las molestias que estos les causan. Los síntomas que se presentan frecuentemente después de la ingestión de productos lácteos pueden ser:

· Dolor abdominal
· Distensión abdominal
· Gases
· Náuseas
· Vómitos
· Diarrea
· Estreñimiento

Los “sin lactosa”

Dejar de consumir lácteos puede presentar limitaciones dietéticas importantes, como carencias de vitaminas, calcio y otros minerales presentes en ellos.

Por suerte para los intolerantes, ya no hace falta renunciar al sabor y las propiedades nutritivas de la leche. Cada vez más encontramos en el mercado marcas donde la lactosa se ha eliminado o hidrolizado, así como en productos derivados: quesos, batidos de sabores, nata, crema, etc.

Además de las leches sin lactosa, los intolerantes tienen una amplia variedad de productos derivados de la leche que pueden consumir sin preocuparse por la motilidad gastrointestinal. Es el caso de yogures, kéfir, cuajadas, mantequilla y quesos curados. Las bacterias lácticas (lactobacillus, enterococcus y streptococcus thermophilus) que se utilizan para la fermentación en estos productos, rompen la lactosa y producen ácido láctico, de forma que son adecuados para tomar sin miedo a las molestias difestivas. 

Consejos para convivir con la intolerancia

Además de consumir productos sin lactosa, controlar y comprender los síntomas de la intolerancia puede hacer más fácil la convivencia con esta. Te detallamos una serie de consejos para poner en práctica y aliviar así las molestias:

  • Detectar qué alimentos causan malestar, de esta forma se puede averiguar de dónde proviene el problema.
  • Tomar suplementos naturales a base de lactasa, como Lactolera, de la gama Bon Digest, permitirá consumir productos lácteos y evitar las molestias derivadas de ello. Una buena opción para usarlos, por ejemplo, cuando se come fuera de casa y se tienen dudas de si el plato contiene o no lactosa. Con estos complementos se aporta al organismo la lactasa que necesitamos para desdoblar la lactosa de una comida en concreto.
  • Llevar un registro de cuánta lactosa se ingiere. Algunas personas con intolerancia pueden ingerir un poquito de lácteos, especialmente cuando se combinan con otros alimentos. Si al tomar productos lácteos se anota la cantidad, el tipo y con qué se acompaña, puede dar pistas para determinar cómo de tolerante es el cuerpo.
  • Acudir a un profesional médico podrá ofrecer más ayuda sobre cómo manejar los síntomas de la intolerancia, comprender qué le está sucediendo al cuerpo y cómo controlar la sensibilidad a los lácteos.