Ultraprocesados, cómo afectan a la salud

Los expertos en nutrición insisten en alertar acerca del abuso de consumo de ultraprocesados por los riesgos que suponen para la salud. Si bien la conciencia social en torno a ello está aumentando, aún hay mucho desconocimiento sobre las enfermedades crónicas y cardiovasculares que provocan.


Procesados y ultraprocesados

Antes de nada, es importante saber qué son los alimentos procesados y ultraprocesados. Los primeros son aquellos cuyos ingredientes han recibido un procedimiento industrial, es decir, son producto de una industria alimenticia. En otra clasificación encontramos los alimentos ultraprocesados, los elaborados a partir de ingredientes procesados que no contienen ingredientes frescos o que puedan identificarse en su presentación final.

Suelen estar compuestos por sal, azúcar, almidón, aceites y grasas, así como saborizantes, colores y otros aditivos industriales, que se consumen principalmente en preparados de comida, bollería y postres, y que se consideran, en general, potencialmente dañinos.


Los aditivos, los números E de las etiquetas

El uso de aditivos alimentarios garantizan su aspecto y facilitan la preparación, la conservación, el almacenamiento o el transporte de alimentos. Se les considera que pueden inducir a error cuando se consume un producto compuesto por ellos porque engañan al paladar y la vista frente al uso de grasas y azúcares de baja calidad.

Aunque no todos los aditivos son igual de perjudiciales para la salud (algunos son sustancias naturales que forman parte de la composición de frutas y hortalizas), la mayoría han sido creados en laboratorios, de ahí las dudas acerca de su origen, sus funciones o el proceso de autorización.

Con el fin de garantizar que un aditivo ha pasado controles de seguridad, la Unión Europea les asigna un número con una letra E que garantiza que ha sido aprobado para su uso. Concretamente, hay 516 elementos que identifican tanto la función del aditivo en el producto terminado (por ejemplo, si se trata de un colorantes, conservante, etc.) como la sustancia específica utilizada. De estos, solo 47 se pueden utilizar en productos ecológicos por considerarse sustancias de origen natural sin riesgos conocidos hasta el momento. Gracias a esta información en el etiquetado, el consumidor puede elegir o evitar consumir alimentos que contengan determinados aditivos.




Claves para reconocerlos

Un ultraprocesado se distingue, principalmente, porque en su composición suelen abundar los azúcares añadidos, la sal añadida, las grasas de mala calidad nutricional (hidrogenadas, trans, de palma…) y las harinas refinadas.

El etiquetado de los alimentos es la tarjeta de presentación de un producto. Para detectar si ese alimento es un ultraprocesado, podemos fijarnos en dos datos. Uno es por la cantidad de ingredientes: si contiene más de 5 ingredientes distintos y entre ellos figuran los azúcares, las harinas refinadas, los aceites vegetales refinados, los aditivos o la sal, se trataría de un producto ultraprocesado. Por otro lado, es importante fijarse en la posición en la que aparecen los ingredientes: los primeros componentes son los más presentes, si los que ocupan esta posición son aditivos o nutrientes de bajo perfil nutricional, ya nos está dando indicaciones de ello.


¿Por qué deberíamos reducir los ultraprocesados?

El escaso perfil nutricional de los alimentos ultraprocesados sería uno de los puntos fundamentales por los que evitar su consumo. Estos alimentos también tienen un bajo poder para saciar al organismo, son pobres en nutrientes saludables (como fibra, omega 3 y antioxidantes) y cuentan con una alta respuesta glucémica, de ahí que puedan inducir cambios metabólicos nocivos.

Diferentes estudios e investigaciones han alertado de los daños que los ultraprocesados pueden provocar en la salud. The American Journal of Clinical Nutrition señala que hay una asociación positiva entre la ingesta de alimentos ultraprocesados y la presencia de sobrepeso y obesidad, condiciones que han crecido en los últimos años a pasos agigantados. Por otra parte, investigaciones recientes publicadas en el British Medical Journal los relacionan con obesidad, presión arterial alta, enfermedades cardiovasculares, síndrome de intestino irritable e incluso cáncer.



Realfooding, ¿en qué consiste este movimiento?

Impulsado por el nutricionista Carlos Ríos, el movimiento Realfooding nace con el objetivo de defender y divulgar la que consideran comida real, es decir, todos aquellos alimentos mínimamente procesados o cuyo procesamiento industrial no haya empeorado la calidad de la composición o interferido negativamente en sus propiedades saludables presentes de manera natural. A través de un estilo de vida basado en comer comida real y evitar los ultraprocesados, defienden el derecho a una alimentación saludable para la población.