El azúcar añadido en los potitos de fruta

Hace unos años, algunos potitos de frutas de 250 gramos contenían casi 40 gramos de azúcar (sacarosa), el equivalente a cuatro sobres de azúcar, en parte procedente de las frutas y en gran medida añadido durante su fabricación.

El bebé, a partir de los seis meses, requiere más energía que la aportada en exclusiva por la leche. Esto justifica que sea preciso introducir de forma paulatina nuevos alimentos. Para muchos niños, los purés y compotas de frutas son los primeros alimentos distintos de la leche que come. A la posibilidad de la elaboración casera de estos productos se unen las variadas ofertas de potitos de elaboración industrial que se pueden adquirir tanto en farmacias como en supermercados. Las dudas sobre estos productos que puedan tener muchos progenitores quedan resueltas al conocer que tanto sus ingredientes como la calidad nutricional e higiénica son aspectos estrictamente regulados. En el caso de los potitos de fruta, incluso se establecen límites máximos de los azúcares, al ser nutrientes cuyo exceso desde edades tan tempranas compromete la salud de los pequeños.

Límites para los azúcares

Las frutas son alimentos ricos en nutrientes reguladores, como la fibra, vitaminas (ácido fólico, vitamina C, provitamina A), minerales y oligoelementos (potasio, magnesio…). El niño precisa consumir estos nutrientes en aumento para suplir su demanda de crecimiento y desarrollo a partir de los seis meses de edad. Las papillas de fruta, bien sean caseras o comerciales, serán a partir de entonces un complemento a las tomas de leche.

Al carecer de azúcar añadido, el potito cumple una doble función: nutre y ayuda a apreciar el sabor dulce natural de las frutas

Hace unos años, algunos potitos de frutas de 250 gramos contenían casi 40 gramos de azúcar (sacarosa), el equivalente a cuatro sobres de azúcar, en parte procedente de las frutas y en gran medida añadido durante su fabricación. Ésta es una cantidad exagerada si se tiene en cuenta que la norma actual propone que el total de carbohidratos de los platos elaborados solo con fruta no debe superar los 20 gramos por cada 100 gramos, una medida que permite en parte un mejor ajuste a los requerimientos de energía y nutrientes de los más pequeños.

Ahora, lo común es que los fabricantes no añadan azúcar con el fin de ajustarse a la norma. La reducción se ha hecho de manera paulatina hasta conseguir que el azúcar de las papillas sea solo el de la fruta al natural. Con esta medida se consigue un doble efecto: no saturar de azúcares y calorías la dieta infantil y que el paladar de los niños se acostumbre a sabores naturales y no a un gusto dulce exagerado.

Es fácil comprobar si el potito contiene azúcar añadido con solo leer la lista de ingredientes. Un dato que también interesa conocer es la cantidad de fruta que añade cada fabricante, por si hubiera diferencias sustanciales entre unas marcas y otras.